El sofá es una de las piezas imprescindibles en el salón de tu casa, por eso es importante que tenga un mantenimiento. Eso sí, hay que tener en cuenta qué tipo de tapizado es para saber cómo limpiarlo sin estropearlo y mantener todas sus cualidades.
Aspirar antes de limpiar
Para el mantenimiento de un sofá tapizado siempre es conveniente aspirar el polvo cada semana, sobre todo por las esquinas donde más se acumula. Así que antes de ponerte a limpiar a fondo, quitá los almohadones que sea posible y aspiralos individualmente. Si tenés el sofá junto a la pared, también separalo para poder limpiar la parte trasera. Si tu aspiradora no tiene el accesorio de boquilla plana, ayudate de un cepillo de cerdas suaves. ¡Recordá cepillarlo con cariño!
Consulta las instrucciones o a un profesional
Para asegurarte al 100% de no dañar el tapizado, recuperá las instrucciones de mantenimiento que venían junto al sofá o mirá la etiqueta. O, en caso de cualquier duda, también podés consultar a un profesional. Nuestro consejo es que siempre uses agua tibia (nunca caliente) y un jabón neutro. Nada de suavizantes. Y si dispones de una plancha a vapor, ¡tenés suerte! Pasala de manera uniforme, con paciencia, por todo el sofá y pasale luego un trapo seco. Así de cómodo y sencillo.
¿Qué hacemos con las manchas?
Es importante no entrar en pánico. Resfregar la mancha solo hace que penetre más en el tejido. Secá con un papel o paño el líquido para secar la mancha. Prepará una mezcla de un litro de agua tibia, un vaso de vinagre blanco y una cucharada pequeña de bicarbonato y limpiala con movimientos circulares. Si el tapizado de tu sofá es easy clean o tiene un tratamiento antimanchas, hiciste muy buena inversión. Con pasarle un paño húmedo tendrás suficiente para tener tu sofá como nuevo.
Recuerda hidratar la piel
En el caso de la tapicería de piel, recordá hidratarla después de haberla limpiado. Eso sí, no abuses. Este tratamiento se recomienda hacerlo dos veces al año. Podés usar cremas especiales o un truquito que te va a encantar: ¡usá tu crema hidratante! Dejala secar un poco y repasa con un trapo seco y limpio. La piel recupera su brillo, textura y flexibilidad. Eso sí, es importante que, al igual que el terciopelo o la pana, el sofá de piel esté alejado de la luz directa y calefacciones, ya que va perdiendo sus cualidades, sobre todo el color.